Sophie Kinsella
Has tomado una copa de más y hablas por los codos, sin parar, y cuando
por fin levantas la vista, unos ojos oscuros y penetrantes te observan
atónitos, fascinados y... ¡muy interesados! Después de asistir en
Glasgow a una desastrosa reunión de trabajo y de tomarse un par de
vodkas, ¿o fueron tres?, para levantar el ánimo e
infundirse
valor, Emma Corrigan se sube por fin al temible artefacto volador para
regresar a Londres. El vuelo resulta especialmente movido; algunos
pasajeros gritan, las azafatas se abrochan los cinturones con caras
lívidas, y Emma se agarra desesperadamente a los brazos de su asiento.
Presa del pánico, de su boca empiezan a brotar todos sus secretos, sus
sueños más ocultos y sus deseos más inconfesables, que van a parar a
oídos del silencioso pasajero que, inmutable, la escucha sentado a su
lado. Emma no se deja nada: desde el día en que perdió la virginidad
hasta la nota de matemáticas que falsificó en el currículum, pasando por
lo incómodo que le parece el tanga. Pero este mal trago no será nada
comparado con lo que le espera el lunes en la oficina, donde corre la
voz de que el presidente de la megacorporación americana para la que
trabaja se encuentra de visita en la sede londinense. En medio del
nerviosismo general, Emma decide acercarse a la máquina de café del
pasillo y se cruza con la comitiva que acompaña al gran jefe...
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada