En pleno siglo III a. c., momento en que los pueblos íberos deben
enfrentarse a cartagineses y romanos, una bella historia de amistad
entre tres jóvenes nos recuerda la importancia de las relaciones
interculturales y de la no discriminación por cuestiones de raza, sexo o
religión. Lisias, el joven griego que soñaba con viajar a lejanos
países; Ater, el guerrero indómito, e Imilce, la hija de la sacerdotisa,
son los protagonistas de esta historia, enmarcada en la tristemente
repetida lucha contra los invasores
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