Silvián anda a la busca del Dodecaedro Rutilante para depositarlo en el
Zócalo de Ónice y devolver la vida a la ciudad del Zenit. Le ayudan los
gnomos del Pequeño Pueblo y los poderes mágicos de su espada, que
despertarán del letargo a todas las estatuas y, con ellas, a Dariada.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada